viernes, marzo 29, 2024
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Recuperando una cultura, una identidad de una ciudad

Historias de trabajo, sacrificio y pocas alegrías. Infancias con lo justo, ropas remendadas, sin vacaciones, sin lujos. Esas eran las historias del legendario Barrio Obrero, donde los padres de familia tenían dos trabajos, las madres cocían y los chicos ayudaban en la casa. Allí, en la cuna de los inmigrantes que habían arribado con sueños desde la vieja Europa, a pesar de las historias tristes, la solidaridad entre vecinos existía.

En esas calles de tierra, sin agua ni desagües, menos gas, nació, se crió y aun vive quien es hoy el intendente de Berisso, Enrique Slezack.

Se casó con su novia de los 13 años, una vecina, tuvieron tres hijos varones, y hoy una nieta en camino. Dice que su vejez le llegará con dignidad, una suerte que sus viejos no tuvieron, porque se pasaron su vida sacrificándose. Y ese modelo –el del sacrificio extremo para sobrevivir- es el que él repudia.

-¿De donde vino la familia Slezack?

-Llevo el apellido de mi abuela, ella era checa. Vino por la guerra y mi padre llevó su apellido porque fue madre soltera. Vino con un sueño, el de todos los inmigrantes: la casa y la comida. Hoy se necesita más que eso. Luego, mi padre trabajó en dos lugares para mantenernos, en Astilleros, y de mozo en un bar. Conozco bien el sacrificio, el vivir en un barrio humilde, sencillo, de trabajadores, con muchas falencias, gente sana, honesta, y solidaria; gente que ayudaba a su vecino a calzar el pozo para el baño, o pasarse la taza de azúcar por el alambrado. Esas cosas pasaban en los barrios, y son cosas que me han marcado.

-Quizás esas cosas hallan marcado también su vocación política

-Sí, seguro. Pero mi vocación despertó en la facultad. Estudié tres años de arquitectura, pero dejé en el 76’. Además, mi casa era una casa peronista. Mi familia pertenecía a esa franja social, de mucho sacrificio y pocas alegrías: la máquina más sofisticada en mi casa era la máquina de coser. Historias reales que las vivíamos a diario, hasta que nos hicimos grandes y empezamos a trabajar para poder comprarnos nuestras cosas. Pero nos habían convencido de ser pobres y que todo costara sacrificio. Creo que esa historia empezó a cambiar después de 2003. En la década del 70 ya soñábamos con un país mejor, pero Berisso fue muy castigado. Y Berisso es emblemático, fue la gesta del 45’, los frigoríficos ingleses, los obreros inmigrantes. Por ello, surgió una necesidad: empezar a trabajar con la gente en ámbitos como nuestros barrios. En el 83’ comenzamos con mucha fuerza, nos desilusionamos cuando perdimos. En el 85’ fui primer Concejal en el gobierno de Cafiero, fui presidente del Bloque Frente Renovador Peronista. En el 87’ acompañe al Dr. Nadeff, que fue intendente. En el 91’ acompañé a Néstor Juzwa, intendente también hasta el 95’. Después fui Secretario de Gobierno durante siete años. Pero estábamos hartos de que ya no se podía nada, que tres o cuatro personas decidían todo, las ideologías muertas según Menem, pero era mentira: estaba todo en nuestro corazón, y la verdad que llegar al 2003 con Néstor Kirchner como candidato a Presidente fue la llegada de un sector de la sociedad, la juventud del 70’, la llegada de esos principios que él dijo que no los iba a dejar en la puerta de la Casa Rosada. Y así fue.

-¿Y hoy cuál es la apuesta?

-Hoy se está invirtiendo en mejorar la calidad de vida de estas generaciones, y las futuras, porque hubo decisiones importantes: decisión de recuperar las AFJP, de recuperar Aerolíneas, de miles de escuelas, de YPF, las asignaciones universales, el impulso a la industria, entre tantas otras medidas soberanas. Fue muy fuerte. Saldar la deuda externa, sacarnos de encima ese karma. Eso bastante lo sufrieron nuestros padres.

Nuestra gestión se nutre de todos los sectores de la sociedad, dejamos de ser una clase política, somos gente con responsabilidades, con demandas pendientes, que viaja, gestiona, acompaña, y que trata de parar a la Ciudad en el mejor camino, que para nosotros es éste, y que ha dado tantos cambios sociales.

Como los que se han sucedido en Berisso

-Aquí han pasado cosas que eran impensadas. Sabíamos que teníamos fortalezas como el río, el turismo, nuestra historia y el Puerto. El río, que a veces nos lastimaba con sudestadas, hoy tenemos el Terraplén Costero, una obra millonaria iniciada por Néstor. El Puerto, vino Cristina a colocar la piedra fundamental para la reactivación portuaria, porque nos transformaremos en el primer Puerto de Argentina al mundo. A uno se le pone la piel de gallina ver las máquinas trabajando para la puesta en valor de la Ciudad, del Puerto, de la Región, y que sirve para que lleguen las Autopistas, la continuación de la Ruta 6, que el Aeropuerto de La Plata se reactive en función de este desarrollo, con trabajo. Es impactante el avance. Creo que estamos en un momento importante, difícil.

No olvidemos que fuimos devastados, pero hoy estamos resurgiendo. Hoy estamos hablando de capacitación, de trabajo, de reactivación, de herramientas para producir, de producción periurbana, de revalorización de nuestras fiestas, la del Vino y la del Inmigrante, y transformarlas en productivas, la radicación de empresas, la creación de parques industriales. Hay un cambio, y fuerte. Creo que estamos en un momento difícil, de transición, pero que vamos a salir, sino una empresa como Tec Plata no haría una inversión millonaria en nuestra Ciudad, o no habría créditos para financiar el crecimiento.

-¿Cómo vive esta situación desde lo personal?

-Personalmente me siento bien, cansado, pero con la satisfacción de estar en el camino correcto. Cuesta mucho, pero intentamos todos los días sumar algo: viviendas en construcción, asfaltos, servicios, tomógrafo para el Hospital, recuperación del Puerto, el Terraplén Costero, la cuenca del Watzenborn, el CIC, la posibilidad de invertir en cultura, en deporte, en recreación para los jubilados.

-¿Cuáles serían las deudas pendientes?

-Tienen que ver con dedicar más tiempo a todas las cosas que desearíamos hacer. Tenemos las tasas altas, por eso debemos hacer el esfuerzo, y eso hace que a veces se resientan  algunos servicios, pero no hay forma. El modelo anterior nos decretó como una ciudad económicamente deprimida, nos dijo que estábamos enfermos pero no nos ayudó a curarnos. La cura vino después, con una política integradora. El Puerto nos va hacer recuperar, resurgir y empezar a ser autosustentables. Esa es la deuda. Creemos que hay que hacer más de lo que hacemos.

Pensar de manera regional

-¿Qué novedades hay respecto a la conformación de la Octava Sección electoral?

-Ese es un tema fundamental. Si bien somos amigos de los intendentes del Conurbano –de la Tercera Sección- tenemos muy poco en común. En realidad, son problemáticas distintas. Lo ideal sería que la región, que tiene problemáticas comunes de comunicación, de transporte, de Puerto, de Aeropuerto, de Universidades, de medio ambiente, de basura, esté representada eligiendo a sus legisladores. La ciudad de La Plata –única integrante de la Octava Sección en la actualidad- debe integrarse con

Berisso, Ensenada, Magdalena, Brandsen y Punta Indio, porque ahora hablamos de Región. La Av. 122 ya no nos separa, sino que nos une. Inevitablemente somos una Región y queremos ser Octava. Esto no es en desmedro de la Tercera. Entendemos que hay crecimiento demográfico, por lo que no sería malo que la Tercera se quede con menos municipios, y nosotros en la Octava con más legisladores. Para ello, ya hemos presentado el proyecto y ahora tiene que ser aprobado. Pero en estos días, con todo el tema del Impuesto Rural, el proyecto quedó en segundo plano. Pero creo que en breve se aprobará, es razonable y no creo que haya oposición.

-Otro eje del pensar en región es el Puerto La Plata

-Sin dudas. Lo del Puerto, para Berisso, es volver a surgir. Por poner una fecha, en 1911, con el Puerto hecho a pala, éste era el símbolo de la Ciudad y servía a los frigoríficos. Era el despegue y crecimiento de una Ciudad que lo hacía vertiginosamente, alrededor a él. El Puerto era un lugar de atracción y marcó, sin dudas, nuestra historia e identidad. Y ahora en 2011, cien años después, vuelve a resurgir aquella historia que habíamos perdido. Un Puerto que era de hidrocarburos, hoy estará puesto en valor, con las normas internacionales de seguridad que permiten, no sólo a Tec Plata con los Contenedores, sino a otras empresas radicarse, porque el Puerto dará nuevas oportunidades, con el nuevo dragado, las cámaras frías. El Puerto dispara la Autopista, la Ruta 6, el Aeropuerto. Es buenísimo saber que el año que viene estaremos bajando contenedores. Es la gran expectativa. Habrá un derrame extraordinario, que no le pegará sólo a Berisso, sino a toda la región. Será el primer Puerto del país. Creo que todavía no alcanzamos a dimensionar lo que se viene, y la crisis del crecimiento. Las obras de accesos ya se licitaron y adjudicaron. No son cosas aisladas, las obras hay que hacerlas. Con el resurgimiento del Puerto se le devuelve la identidad a Berisso.

 

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