La situación de los trabajadores en el Impuesto a las Ganancias se presenta como un callejón sin salida.
La Presidenta anunció el pasado 28 de enero, un aumento de los montos no imponibles del orden del 20 %. Todas las centrales gremiales lo han calificado de insuficiente, además de que afectará negativamente al proceso de paritarias, ya que solicitarán aumentos adicionales para cubrir la inflación y la brecha de retenciones.
En la interpretación oficial, este aumento hace posible reducir la cantidad de trabajadores con retenciones sobre ganancias. Sin duda el impacto es importante, pero con una limitación muy seria ya que no incluye los aumentos que se debaten actualmente en paritarias y que impactarán en el resto del año. Y con salarios nominales más altos y las cotas de la alícuota progresiva congeladas, se profundizarán los niveles de retención.
Los salarios tributarán un porcentaje mayor, ya que ese aumento nominal sólo tiende a recuperar –parcialmente- el salario real, y por ende no se ha incrementado su capacidad adquisitiva. Es por eso que todas las organizaciones sindicales consideran esta actualización como insuficiente, ya que los aumentos durante el 2013 volverán a recrear el cuadro de situación conflictiva de 2012.
Intentar ya mismo una solución integral al caso de Ganancias resulta una utopía. Esos cambios deben ser compatibilizados con el sistema tributario global a partir de fijar objetivos en términos de capacidad de recaudación, niveles de progresividad y traslación a precios, entre otros.
Por eso, en el corto plazo deberían corregirse las cargas adicionales sobre los trabajadores mediante la actualización por etapas del artículo 23 y el artículo 90. Y el reemplazo debe hacerse en calidad de emergencia hasta disponer de una reforma tributaria integral.
En el caso de las escalas de progresividad, las cotas, de actualizarse en base a niveles
salariales requiere multiplicar los valores vigentes por 7,5 veces. Esta dimensión de actualización puede llegar a entrar en contradicción con otros objetivos del sistema tributario que sólo pueden ser compatibilizados en el contexto de una reforma tributaria integral. Y estos valores, a su vez, deberán detentar una actualización automática.
No adoptar medidas en esta dirección, no sólo tiene un efecto regresivo. También
amplificará el efecto distorsivo que ya está ejerciendo sobre el mecanismo de las paritarias. Los gremios tratarán de compensar la falta de actualización de estos valores con mayores salarios y formas salariales elusivas.
El objetivo es evitar que un impuesto, naturalmente progresivo, se transforme en una herramienta de regresividad, y por ende requiere de una solución estable al margen
de una eventual reforma tributaria, que en el corto y mediano plazo no resulta posible realizar. Y esta reforma sí deberá tener un horizonte de largo plazo.
De cualquier manera toda esta perturbación de salarios e impuestos, produce un elemento positivo hacia el futuro: la concientización de los trabajadores de la necesidad de su participación plena en el debate de una eventual reforma tributaria. Un
segmento de la sociedad que sumará aportes a un tema que hasta ahora habían considerado ajeno a sus reivindicaciones