viernes, junio 2, 2023
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“Al cooperativismo actual le hace falta más integración y educación”

Cuentan con más de 100 mil trabajos realizados a sus clientes, y 27 años de trayectoria como cooperativa de trabajo, aunque un tiempo antes ya estaban cosechando experiencia, de la mano de Héctor “El gallego” Garay.

La historia como cooperativa se escribe desde el 86’. Previo a ello, un grupo de “locos” -como se llaman ahora- habían conformado una empresa grafica, con seis integrantes, entre los que se encontraban “El Gallego” y Mabel Di Lorenzo. Si bien puertas afuera funcionaban como una empresa –primero fueron una sociedad de hecho y luego una SRL- puertas adentro “teníamos nuestras ideologías, cooperativistas”, recordó Mabel.

“En 1986 logramos reunir la cantidad minima de integrantes para poder conformar una cooperativa, 12 personas, y conformamos la cooperativa de trabajo. Soy socia fundadora, también presidí la cooperativa durante mucho tiempo, hoy solo soy asociada”, explicó Mabel.

Ferrograf hoy cuenta la acreditación de la norma ISO 9000, y todavía sigue manteniendo “el espíritu solidario y cooperativo”. Se aboca a la producción gráfica de libros, revistas, periódicos, papelería comercial, formularios, folletería de publicidad comercial y afiches. “Son muchos años, donde han ingresado muchos compañeros que han quedado, y otros que se han ido. El ingreso y egreso de asociados fue en función de una metodología de educación. El tema del cooperativismo hoy está mucho más difundido, hay más organismos estatales o privados que le dan más auge al sector. En aquel momento no era así, poco se sabía de qué se trataba”, contó la socia fundadora.

“Por aquellos momentos, y aun hoy lo tenemos que seguir haciendo, teníamos que educarnos en el sentir cooperativista, la autogestión y en cómo coparticipamos en grupos de trabajo”, sostuvo Mabel y agregó: “el cooperativismo no es una tarea fácil. Y que hoy seamos diez asociados no es casualidad”.

La cooperativa viene, de a poco, saliendo de un proceso complicado que le tocó atravesar allá por 2001. Se vio sumergida en un inminente concurso de acreedores, donde salieron de todos modos, adelante, “por supuesto gracias a que seguimos trabajando y nunca paramos”, contó Mabel.

“En una cooperativa de trabajo el último eslabón es el socio, es decir, que si en la cooperativa no nos llevamos bien y funcionamos coordinadamente, hace que todo lo demás decaiga y finalmente el perjudicado es el asociado, porque en función de lo que ingresa es lo que nos queda a nosotros para distribuir”, explicó.

Luego dijo que “en la cooperativa de trabajo, la herramienta es la discusión, el debate, la educación y el hecho de concientizarse de que esto es un emprendimiento propio, donde hay que organizarse, no queda otra. Hoy no somos diez por casualidad. Somos diez por una cuestión de que donde se toca el bolsillo del compañero, algunos lo bancan y otros no”.

En ese sentido, reflexionó: “creo que en el cooperativismo actual hace falta más integración y educación, y que los trabajadores que están en relación de dependencia se den cuenta que organizándose todo puede ser mejor”.

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