Desde el Gobierno aseguran que el arreglo está próximo a cerrarse y apuestan todos sus esfuerzos al Congreso para derogar la ley Cerrojo y de Pago Soberano
La última medida que tomó el juez norteamericano Thomas Griesa le dio algo de aire al Gobierno en medio de una situación de repunte inflacionario y recesión, y renovó las expectativas de que, si se cierra un acuerdo con los fondos buitre, el país podría reactivar la economía a través de inversiones y endeudamiento.
El desafío que enfrenta la administración que conduce Mauricio Macri es doble: por un lado, el frente externo, que está volviéndose menos hostil para Argentina de la mano del cambio de actitud de Griesa en el litigio. Es que el juez norteamericano decidió levantar el embargo que pesaba sobre el país, y con esto dejó a los holdouts más intrasigentes aislados y con una fuerte presión para aceptar la oferta que viene haciendo el país a través del Luis Caputo, secretario de Finanzas.
El otro es el frente interno, principalmente a raíz de los acuerdos que el Gobierno debe lograr con el peronismo y el resto de la oposición para derogar las leyes de Pago Soberano y Cerrojo, que son las que permitirían finalizar el capítulo de los bonos en default en Nueva York.
Mientras el Gobierno asegura que “el acuerdo está cerca”, desde el sistema financiero también se muestran optimistas, porque bancos internacionales estarían dispuestos a realizar una colocación de bonos de Argentina por un monto cercano a los u$s 5000 millones.
Guillermo Nielsen, el responsable de la reestructuración de la deuda en 2005, aseguró que “es una noticia muy buena” que se esté terminando el litigio con los buitre, aunque matizó que la apuesta del Gobierno de reactivar vía inversiones se concrete en el corto plazo.
En este mismo sentido se expresó Jorge Vasconcelos, vicepresidente de IERAL, que llamó la atención sobre el elevado déficit fiscal y remarcó que parte de los dólares que ingresen irían a cancelar esas cuentas.