miércoles, noviembre 29, 2023
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Los platenses. Ciudadanos de segunda?

Por Roberto Art Decó

Hace tiempo que la ciudad de La Plata se encuentra degradada en muchos aspectos. Basta ver las veredas de la capital bonaerense. Intransitables. Los baches a por doquier en sus calles, que no sabemos si los corredores del Dakar se le animarían. 

Los habitantes de la ciudad de las diagonales tienen una paciencia infinita. No se quejan por nada.La mala iluminación del casco urbano y de los paseos públicos, entre otros tantos inconvenientes que los platenses soportan a diario.

Uno de los dramas cotidianos el viaje de ida y vuelta que miles de platenses hacen hacia la Capital Federal y su tortuoso regreso.

Hace poco más de un año el ex Ministro de Transporte Florencio Randazzo prometió la llegada del tren eléctrico a la estación de City Bell, para fin del año 2015 o principio del 2016. Ya sabemos lo que pasó. El Kirchnerismo perdió las elecciones y el gobierno actual tenía que terminar las obras y sacar del sufrimiento a los miles de platenses que por distintas razones viajan a la CABA.

Para la obra existían y existen los fondos necesarios para terminarla. Pero por alguna razón y ya estamos entrando en febrero de 2017 todavía no se ha avanzado nada. El macrismo que vino con la promesa de reactivar la obra pública, no pudo cumplirla, como otras tantas promesas que no pudo cumplir como la pobreza cero, el millón de viviendas, la eliminación de Ganancias, etc. Pero lo más grave es que el dinero proviene de financiamiento externo, por lo menos estaba contabilizado. Se sabe que tanto en la Nación, como en la Provincia, todas las partidas están sub ejecutadas.

Pero mientras tanto, a los platenses le sacaron primero los micros que cada diez minutos salían de la estación de trenes, para hacer trasbordo en Bernal, que no era una solución. Pero al menos un paliativo. Hoy el tren llega a Berazategui, que es donde se hace el trasbordo, pero la frecuencia es mala, se tarda mucho, y un viaje a Buenos Aires puede tardar de tres a cuatro horas, lo mismo sucede a la vuelta.

Por otro lado el servicio que ofrecen las líneas de colectivos, es pésimo, cuestión que se agrava cuando llega el verano, porque según se dice muchas unidades son sacadas del servicio habitual, para ser utilizadas en viajes a la costa. Aparte de ser un servicio con una frecuencia exasperante, el Plaza, por ejemplo, una de las compañías que detenta el servicio, mantiene los coches con falta de higiene, se rompen fácilmente y muchos de ellos no tienen aire acondicionado, y si lo tienen, no les funciona.

Por otro lado, Costera Metropolitana, la otra compañía que se reparte el servicio, sufre las mismas falencias, a lo que hay que sumarle que muchas unidades, posen unos asientos muy duros y no reclinables que aumenta el padecimiento de los viajeros. A todo esto hay que sumarle las largas colas que hay que hacer para tomarse un micro de estos, con pérdidas de tiempo que alcanzan demoras de dos horas, cuestión que se agrava los días viernes, que es cuando hay mayor demanda.

Las explicaciones por parte del Ministerio de Transporte que ahora conduce Cabrera, son muy pobres, primero dijeron que no se habían dado cuenta sobre el problema de los andenes que no estaban a la misma altura que las puertas de los trenes, luego aducen que les falta electricidad, las pruebas que debía realizarse en diciembre último con la formación hasta City Bell, fue otra vez pospuesta nuevamente, y ni noticias de cuando se realizará.

Mientras tanto el que viaja, está realmente embromado. Pierde entre seis y ocho horas diarias de su vida para hacer un tramo de ida y vuelta que apenas llega a los cien kilómetros en su totalidad. A comienzos de la década del 70 este viaje se realizaba en 55 minutos en una formación que servía hasta el desayuno todas las mañanas.

Lo extraordinario es que el público no reaccione o no proteste de una manera más contundente. Como cordero que lo llevan al matadero, con los ojos extraviados, soporta estoicamente el maltrato diario, que decididamente socava sus derechos como ciudadanos. Tampoco el intendente, ni las fuerzas vivas, entiéndase instituciones de todo calibre han hecho oír su disconformidad, ni el defensor del pueblo, ni las organizaciones profesionales, políticas y gremiales, han puesto el grito en el cielo para revertir esta situación.

Nadie parece darse cuenta de lo que está pasando en la capital del primer estado argentino, realmente es denigrante y humillante, Será hora que se levanten las voces lo suficientemente fuerte para que las autoridades competentes, oigan y tomen nota de este real desatino.

Ni hablar de la parte final de la obra, que todavía no se sabe que van a hacer. Es decir el último tramo, que no se ha determinado si se va a soterrar, si se harán túneles en los actuales pasos a nivel.

Creemos que de una vez por todas el ciudadano platense debe ponerse los pantalones largos y terminar con este desprecio que las autoridades manifiestan para los sufridos viajeros, y exigir la solución a este problema que ya lleva varios años y que nadie sabe a ciencia cierta cómo termina y cuando.

La excusa de la herencia recibida ha llegado a su fin, habrá que buscar en la  impericia, la desidia, o la incompetencia las culpas de este estrepitoso fracaso.

Hagámonos eco de esta barbaridad, difundiendo, señalando, protestando, exigiendo, no se puede seguir así. Los responsables deben dar respuestas y soluciones inmediatamente, no excusas.

 

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