Por Santiago Benotti (*)
La propuesta que se impone es comprar la totalidad de las acciones de YPF para empezar a recuperar el poder de decisión. Como objetivo principal el autoabastecimiento y regulación del precio del petróleo y el gas para permitir el desarrollo de nuestra economía nacional.
El precio del petróleo puede llegar a bajar a 12 dólares o subir por arriba de los 140 dólares por barril en pocos años. O de 60 a 25 dólares como hace unos pocos días.
Las razones pueden ser variadas. Puede ser por un acuerdo de precios y cuotas de producción entre los productores más poderosos. O por un aumento o caída en la economía mundial o disputa de mercados. En éste momento por la pandemia o al desacuerdo entre Arabia Saudita y Rusia, o una combinación de todo lo anterior. Otra buena razón puede ser el acuerdo de algunos de los grandes productores para frenar el reingreso de EEUU al mercado petrolero mundial, que decidió volver a exportar aún a costa de subsidiar a los hidrocarburos “no convencionales”, que les produce quebranto pero les mantiene el poder, en el marco de su disputa con China.
Los argentinos sufrimos compulsivamente esas subas y bajas después de la privatización de nuestra industria petrolera.
Toda nuestra economía nacional está muy influenciada por los vaivenes del precio de los hidrocarburos y es más acentuada en las provincias petroleras.
Las provincias petroleras a pesar de la riqueza producida tienen una deuda cada vez mayor, y una infraestructura más débil, en educación, salud, habitacional, vial, energética. Y una sociedad más empobrecida.
Varias cosas debemos considerar para encontrar una solución a nuestro problema petrolero que sabemos es estratégico.
Las petroleras privadas después de 1992 se dedicaron a explotar intensivamente las reservas que recibieron de YPF y el resultado fue la pérdida de autoabastecimiento y el agotamiento de reservas por no haber explorado para reponerlas. Hay una desproporción entre el poder que tienen las grandes petroleras y la situación de debilidad de las administraciones provinciales que deberían controlarlas. Se exportaron grandes volúmenes de gas y petróleo. Quedó muy poco de esa inmensa riqueza en nuestro país.
Después de la privatización en cada crisis hay aprietes, despidos de trabajadores, reducción de sueldos, flexibilización laboral; se discontinúan proyectos comprometidos, se desactivan equipos de perforación. Importantes áreas petroleras permanecieron más de 20 años inactivas y ahora ante la actual crisis no están terminando pozos ya perforados, no los ponen a producir, para presionar por mayores precios o subsidios, ante el aumento de la demanda estacional.
Las petroleras privadas reclaman mayor infraestructura, ductos, vías férreas, rebaja de impuestos y retenciones, para exportar en un mercado mundial muy disputado por los grandes productores . Cuando aún no estamos autoabastecidos.
Hace un par de meses las petroleras pedían que se les pague el precio internacional del petróleo, unos 60 dólares, ahora que está debajo de 30 reclaman un “barril criollo” de 54 dólares.
Como dice Don Víctor Bravo, experto en economía y planificación petrolera de la Fundación Bariloche: “Si todo estuviera en manos de YPF Estatal podría ser (el liberar el precio al internacional), pero con el sistema actual paran 60000 operarios petroleros, alentado por las empresas”, una buena razón para comprar el total de YPF.
Preguntamos si es inevitable ésta situación de debilidad estructural y política.
¿Es necesario seguir subsidiando a las grandes petroleras privadas (1), de tantas maneras directas e indirectas ? Ya vimos cuáles fueron los resultados en los años 90, no se trata solo de producir más riqueza sino de lograr retener la mayor parte de ella en beneficio de la población.
Es “sumamente peligroso el planteo que pretende un desarrollo masivo y exportador de Vaca Muerta, porque combina la depredación ambiental y de un recurso estratégico con la consagración como orientación dominante de la Argentina de un país exportador de commodities para servir los pagos de deuda”. (Lahoud y Lozano).
La solución parece simple si consideramos nuestra experiencia.
Hasta 1992 estábamos autoabastecidos y teníamos reservas para muchos años. Y lo más trascendente es que podíamos tomar decisiones con cierta libertad en el tema petrolero.
Siempre dentro de una dura disputa hasta 1992 YPF dominaba la industria petrolera, exploraba con éxito, y proveía de petróleo y gas seguros y a precios razonables para el consumo de la población y de la industria. Además la renta petrolera aportaba recursos para la red vial, construcción de represas y tantos otros servicios al estado.
Las propuestas
Comprar la totalidad de las acciones de YPF, ahora a muy bajo costo, para empezar a recuperar el poder de decisión. Como objetivo principal el autoabastecimiento y regulación del precio de petróleo y el gas que permita el desarrollo de nuestra economía nacional.
Establecer un “barril criollo” o precio sostén acorde a los costos que maneja YPF, para que se pueda reactivar la actividad petrolera, necesario en este momento como medida coyuntural, por un período corto de tiempo.
Exigir la reactivación de las operaciones de la industria manteniendo adentro a todos los trabajadores y pymes relacionadas.
Asistencia a las provincias petroleras en esta coyuntura, y la confección de un plan de acción para ir cambiando la matriz productiva de las provincias, industrialización de hidrocarburos en origen y la aplicación de políticas para cambiar la matriz energética Nacional hacia una más diversa y limpia.
Además de tener los Recursos Naturales y los Recursos Humanos especializados tenemos un universo en Ciencia y Tecnología que debe ser puesto al servicio del interés público, en este caso en la energía. Solo nos falta la decisión política.
(*) Santiago Benotti es Profesor de Geofísica en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) y lleva 30 años trabajando para la industria petrolera (YPF, Perez Companc, Astra , Chevron-Petrolera San Jorge, Petrobras). Además es integrante del Movimiento por la Recuperación del Petróleo y demás Recursos estratégicos (MRP).
(1) Son subsidios a las petroleras privadas: toda la infraestructura petrolera nacional a su servicio ; el costoso esfuerzo exploratorio de YPF, antes de la privatización y ahora (otra vez a cargo del estado) para poner en valor al proyecto “Vaca Muerta” , lo que la endeudó en alrededor de 10 mil millones de dólares; los subsidios millonarios al precio del gas (U$S 4600 millones en 3 años, IAE Mosconi); las exenciones impositivas; el monumental e insalvable pasivo ambiental que nos dejan; la red vial que destruyen; los recursos humanos altamente capacitados gratis; el acceso a un gran volumen de agua a bajo costo, etc