En sucesivas entregas diariamente daremos cuenta del desarrollo de los distintos paneles que se dictaron durante las jornadas “Desarrollo y Empresa”, uno de ellos fue “Patrimonio Cultural y Construcción” que se centró tanto en los aspectos referidos al patrimonio urbano de la mano del director provincial de Patrimonio Cultural, Pedro Delheye, así como también la mirada sobre la realidad de las empresas de materiales para la construcción a cargo del titular de ACIMCO, Rodolfo Molinari.
Abrió la charla Delheye quién abordo su tema de la siguiente manera:
Cuando hablamos de la protección de bienes inmuebles, muchas veces entran en pugna diferentes actores sociales: desarrolladores, patrimonialistas, los dueños de esos bienes que se ven perjudicados por tal decisión; también el estado que actúa como protector de esa identidad, pero que a la vez no quiere que eso tenga un costo político en su contra.
Desde 1940, año en que se creó la Comisión Nacional de Mantenimiento, los criterios que le otorgan valor a determinado bien han ido modificándose. En primer término, esa comisión se formó para la conservación de valores simbólicos dentro de la historia nacional: la Casa de Tucumán o el Cabildo de Buenos Aires. Sin embargo, Delheye aseguró que luego “los conceptos dejaron de ser solamente arquitectónicos u artísticos y pasaron a contemplar también los criterios sociales, ambientales y culturales”.
Es inevitable que el devenir histórico urbano de una ciudad merece ser respetado en cuanto a la conservación de su arquitectura. En ese sentido, el director provincial de Patrimonio Cultural sostuvo que “los gobiernos locales se han preocupado por proteger ese perfil en mayor o menor medida”. El problema apareció, con la limitación del dominio de bienes privados como casas históricas que a raíz de esta decisión vieron degradado su valor patrimonial en el aspecto económico.
El primer inventario de La Plata se presentó en el año 2002, cuando se buscaba que la UNESCO la declarara como patrimonio mundial. Se le exigía a la ciudad un inventario de bienes protegidos y luego de un trabajo hecho por la Facultad de Arquitectura de la UNLP, se confeccionó una lista de 5.000 bienes inmuebles. El costo político de declarar toda esta cantidad de edificios patrimoniales era inmenso. La solución fue achicar el catálogo, aunque a pesar de ello nunca se emitió la ordenanza correspondiente para llevar a cabo ese proyecto.
Siendo que el patrimonio es algo vinculado directamente al desarrollo, Delheye aseguró que “es el código urbanístico el que debe responder ante las necesidades de los patrimonialistas, porque el derecho a conservar el barrio donde uno creció es algo que debe respetarse”. Esto debería ser tenido en cuenta por las autoridades platenses ya que nuestra ciudad es la máxima empresa urbana de todo el continente, muy vinculada al espacio público. Por ello su planificación territorial no debe realizarse sin una buena estrategia de desarrollo.
A su turno el titular de ACIMCO Rodolfo Molinari destacó la importancia de su sector en el ámbito de la construcción uno de los rubros que más puestos de trabajo genera cuando hay crecimiento en la región.
Aunque señaló las enormes dificultades que genera una economía inestable, y advirtió sobre la caída del poder adquisitivo de la población que se ve reflejada en la depresión del consumo.
Hizo referencia que durante la pandemia el sector se mantuvo activo con buenas ventas, situación que se mantuvo algunos meses más, luego que finalizara o amenguara la misma. Pero que desde hace unos largos meses la situación ha ido empeorando y hoy se puede decir que se está en crisis.
A esta situación se le suma una fuerte presión tributaria, una inflación descontrolada y una competencia desleal de comercios que venden materiales sin estar en regla con las normativas para su desempeño.
No obstante, siguen reinventándose y con la ayuda del Banco Provincia en el marco de los 200 años de la institución bancaria, lograron ofrecer sus productos con descuentos y plazos favorables, campaña que puede considerarse positiva.
El panel fue muy fructífero, ya que ambos expositores y el público que estuvo muy activo, intercambiaron ideas sobre el destino del patrimonio cultural de la ciudad y su relación con las iniciativas privadas.