Cómo La Gran Capital, es por sobre todas las cosas “periodismo económico”, no queríamos de dejar pasar un somero análisis de cómo era la situación económica – financiera de Argentina en aquel 2 de abril de 1982.

Cuando escuchamos diariamente a mucha gente repetir a coro lo que los noticieros amplifican diciendo que la Argentina nunca estuvo tan mal como ahora, basta mirar lo que sucedía hace 41 años, cuando las políticas neoliberales de la mano de la dictadura cívico militar hacía estragos en nuestra nación.
Todavía hoy se escuchan voces destempladas en verdaderos nostálgicos trasnochados que dicen a voz en cuello “con los militares estábamos mejor”.
Pero la realidad es que ni remotamente es así. Los militares que condujeron la guerra de Malvinas, además de aplicar el terrorismo de estado, conculcando derechos y libertades, torturando gente, robando bebes y otras atrocidades, nos llevaron a una guerra que pese a ser una reivindicación justa, soberana y patriótica, era imposible de ganarla. Esos mismos militares fueron los sumieron al país en un descalabro económico y financiero que todavía estamos pagando.
La actitud al menos temeraria de los mariscales de la derrota no empaña para nada, al contrario lo hace lucir más, el valiente y heroico comportamiento de nuestros soldados, que sin medios suficientes pusieron en jaque al mismo tiempo, a la OTAN, Inglaterra y su aliado EEUU.
Pero, vamos a los hechos y a los números que son irrefutables y saquemos nuestras propias conclusiones

Cuando nuestros soldados argentinos desembarcaron en las islas del Atlántico Sur, en esa misma semana del 2 de abril las fábricas de automóviles suspendieron a siete mil operarios y días más tarde corrieron igual suerte otros tres mil”.
Un reconocido político de un centenario partido, hoy aliado a otro que lleva como bandera al neoliberalismo del siglo XXI, señalaba en aquel momento “Actualmente, la producción industrial es menor que hace diez años, seguimos teniendo la inflación más alta del mundo y el descenso del producto bruto interno más impresionante del planeta, el número más alto de ‘financistas y banqueros’ fugados al extranjero con millones de dólares, la cantidad de escándalos bancarios da todas las semanas argumentos para novelistas”.
En los años de plomo entre 1976 y 1980, la suba de precios promedio fue del 211% anual, más alta que durante cualquier gobierno anterior: 1976 (444%), 1977 (176%), 1978 (171,4%), 1979 (163%), 1980 (100,8%). En comparación, la inflación promedio entre 1945 y 1975 fue del 25%.
Eran los tiempos de Roberto Alemann, referente de los nuevos neoliberales, quien congeló los salarios y aplicó un fuerte aumento en las tarifas de los servicios públicos (no sé si les suena). Así fue que “entre enero y julio de 1982 la devaluación rondó el 421%”.
Luego de la derrota de Galtieri y compañía por los hombres de la Thatcher, se aceleró la descomposición del régimen militar y agravó la inflación, que saltó a 344% en 1982 y a 434% en 1983, legando a la democracia que se inició en diciembre de ese año una deuda y un déficit fiscal que marcarían la llamada “década perdida”.
Recordemos que a pesar de que el gobierno militar ocupo el poder en marzo de 1976 con la suma del poder público y una tiranía despiadada, la deuda externa que era en ese momento de 7.000 millones de dólares, en 1983 cuando abandonaba la Casa de Gobierno dejó la friolera suma de 45.000 millones de dólares, es decir un 364% más. Por otra parte el déficit fiscal alcanzo en 1983 el 15,2%.
De estos guarismos que son públicos se desprende que la salida no está en el neoliberalismo.
La dictadura no pudo equilibrar las cuentas públicas ni siquiera a punta de fusil, sin tener medios opositores, sin congreso funcionando, ni a pesar de la ayuda de un poder judicial que convalidó todas sus tropelías, menos puede tener éxito ahora con 40 años de democracia, si es que hemos aprendido algo.
El camino es el desarrollo y la soberanía, no sólo de Malvinas que son nuestras, sino de todos aquellos recursos naturales, económicos y humanos que también son nuestros.